Por Sylvain Guyoton
En medio de la pandemia de COVID-19, los más alarmistas señalan que el virus y su impacto representan una amenaza significativa para el progreso hacia el capitalismo de stakeholders. Crece la preocupación de que este shock económico reavive los enfoques a corto plazo y la vieja doctrina que prioriza los intereses de los accionistas. Sin embargo, hay razones para pensar que esta reacción es exagerada. Diría que las empresas que están avanzando en el camino de los negocios sostenibles y responsables no volverán atrás ni desharán sus compromisos tan rápidamente.
De hecho, esta crisis tiene el poder de ayudar a dichas empresas a perseverar en un ambiente de volatilidad y acelerar la transición de otras compañías hacia un modelo basado en el servicio a todas las partes interesadas. ¿Por qué? Porque en tiempos difíciles, las empresas responsables se darán cuenta de que este enfoque es la mejor manera de asegurar su resiliencia, tanto para ellas como para su red de socios comerciales.
Los tiempos difíciles no consiguen que las empresas responsables traicionen sus valores
Cientos de estudios han demostrado que las iniciativas sostenibles suponen un mejor rendimiento en un mercado alcista y son también más resilientes en un mercado bajista. El momento de fortalecer el compromiso de su empresa con la sostenibilidad no lo determinan las condiciones del mercado, sino sus valores.
Las empresas responsables han adoptado un nuevo paradigma de gestión, uno que evalúa las consecuencias externas de sus acciones. Consideran de forma constante el impacto que las actividades comerciales pueden tener en sus distintas partes interesadas, elaborando sus estrategias a partir de este análisis. Estas empresas han incorporado la responsabilidad en su carácter, y desde luego su carácter no se quebrará en tiempos difíciles.
Las empresas responsables ven la oportunidad de ser mejores
Cuando se trata de ahorrar costes, la desaceleración inducida por el coronavirus puede tener un efecto positivo incentivando a las empresas a reducir su consumo de energía o agua. Puede alentar a las compañías a desarrollar mejores prácticas de reciclaje, o inspirar a los equipos de investigación y desarrollo a crear productos con una menor huella medioambiental. También podría ayudar a ampliar el uso de teleconferencias y plataformas de trabajo virtuales en la economía globalizada, lo que se traduciría en menos viajes de negocios, con el consiguiente impacto positivo de reducción de costes y emisiones de carbono. Por ejemplo, la conferencia anual Sustain 2020 de EcoVadis, celebrada en formato 100% virtual a raíz del inicio de la crisis de COVID-19, supuso un ahorro aproximado de 420 toneladas de emisiones de CO2, y multiplicó al mismo tiempo el tamaño de la audiencia.
El brote de COVID-19 podría empujar a las empresas a ser más eficientes, hecho que supone un rayo de esperanza. Una encuesta realizada por QIMA en febrero de 2020 a más de 200 empresas con cadenas de suministro internacionales, señala que la mitad de los participantes preveían un aumento en sus gastos de explotación a raíz de la epidemia de coronavirus. La buena noticia desde la perspectiva sostenible es que se puede ahorrar reduciendo la huella ambiental de la empresa.
Esta crisis no dañará a las organizaciones que ya han hecho la transición hacia un uso eficiente de la energía y los recursos, ni a aquellas que han alentado a sus socios en la cadena de suministro a hacer lo mismo.
Las empresas responsables saben que la transición debe continuar
A pesar del devastador impacto que el coronavirus está teniendo en todo el mundo y en muchas vidas, los líderes empresariales saben que los problemas existentes antes del brote siguen presentes.
Por ejemplo, el cambio climático no desaparecerá con el coronavirus, y las empresas deben trabajar para que sus cadenas de suministro sean más resistentes al calentamiento global y a los fenómenos meteorológicos adversos. Lamentablemente, los problemas relacionados con los derechos humanos y sociales siguen prevaleciendo, con prácticas de trabajo forzoso, esclavitud moderna, discriminación y otras cuestiones extendiéndose a un ritmo alarmante a través de las cadenas de suministro internacionales.
Las empresas que ya han afrontado estas problemáticas con políticas concretas estarán mejor preparadas para afrontar una pandemia. Por el contrario, las empresas que no lo han hecho pueden enfrentarse a enormes desafíos en materia de recursos humanos durante todo el brote. Sin embargo, no es demasiado tarde para adoptar una filosofía de gestión basada en el compromiso con todas las partes interesadas. De hecho, en este momento empleados y proveedores pueden estar más agradecidos y ser más leales que nunca.
Las empresas responsables prevalecerán
Las empresas que navegarán por las aguas turbulentas causadas por el coronavirus ya han adoptado una perspectiva de atención a las distintas partes interesadas y prácticas sostenibles. Afortunadamente, esto animará a compañías menos avanzadas en la implementación de prácticas sostenibles a acelerar su transición. Convencerá a más empresas para que cambien su enfoque de gestión hacia uno mejor.
Otras compañías pueden usar este tiempo como un detonante para el cambio. Pueden aplicar políticas de trabajo desde casa para garantizar la seguridad de sus trabajadores o reducir costes mediante la reducción de su huella medioambiental. Estos cambios no sólo benefician a las empresas, sino que afectan a la sociedad en su conjunto. Ante una pandemia, no olvidemos nuestro compromiso por un mundo mejor, pues es más importante ahora que nunca.