Por David McClintock, Director de Marketing de Ecovadis
Mientras el coronavirus sigue amenazando a comunidades y empresas, las compañías pueden mitigar los riesgos en sostenibilidad manteniendo el control sobre la cadena de suministro mediante calificaciones.
Los efectos del COVID-19 están destruyendo vidas en todo el mundo desde hace meses, y ahora es el hemisferio occidental el que experimenta su impacto. No solamente se ha decretado cuarentena para las personas por infección o prevención, sino que más de 22 millones de organizaciones están entrando en pánico mientras intentan mantener prácticas sostenibles que pueden verse amenazadas por esta situación. Mantener la continuidad del negocio con los proveedores es clave para mitigar riesgos en este momento y asegurar que las prácticas comerciales sostenibles no se ponen en peligro.
Para muchas empresas, la epidemia ha provocado la cancelación de las auditorías in situ para evaluar las prácticas sociales y medioambientales de los proveedores, lo que implicará la aparición de puntos ciegos las condiciones laborales y de seguridad. Sin embargo, las empresas no tienen por qué ver comprometido el control de la cadena de suministro en estos tiempos difíciles. Pueden adaptarse a la crisis y asegurar la continuidad de los negocios en la cadena de suministro de forma ética y sostenible, si comprenden el riesgo y las repercusiones de la cancelación de las auditorías y recurren a las calificaciones como alternativa útil.
El impacto de cancelar las auditorías
Es comprensible que las empresas auditoras o los mismos auditores internos tengan que cancelar las auditorías in situ durante la pico del coronavirus debido a las restricciones para viajar u otras medidas gubernamentales adoptadas en un esfuerzo por minimizar la exposición al virus. Aunque estas medidas preventivas tendrán un gran impacto a corto plazo en la visibilidad de la cadena de suministro de las empresas y en los programas de diligencia debida.
Esto expone sus operaciones a grandes riesgos y puntos ciegos durante un período de tiempo en el que las compañías no pueden permitirse una mayor volatilidad. La cadena de suministro queda expuesta a amenazas ambientales, éticas, laborales y de derechos humanos que podrían dañar profundamente el conjunto del negocio.
Muchas empresas se ven obligadas a concentrar el suministro en menos proveedores, lo que exige a estos un aumento de capacidad que provoca un exceso de horas para los trabajadores o rápidas contrataciones masivas. Situación que podría propiciar abusos, esclavitud moderna, condiciones de trabajo poco éticas y otros.
Muchas empresas confían en auditorías de sostenibilidad in situ para medir y/o supervisar las prácticas de los proveedores en áreas como las condiciones laborales. Si se interrumpe ese flujo de información, no hay forma de saber si la cadena de suministro está cumpliendo con los códigos de conducta y, en última instancia, con los valores de su marca. Si los proveedores o socios deciden dejar de centrarse en reducir el consumo de energía o agua, está en juego no solo la reputación de su marca desde el punto de vista de la sostenibilidad, sino que sus costes aumentarán. Y lo que es peor, la falta de auditorías expone la cadena de suministro al riesgo de condiciones de trabajo peligrosas, trabajo forzado, discriminación y más.
La falta de auditorías in situ también causará retrasos en la difusión de informes medioambientales, sociales y de gobernanza empresarial (ESG), una medida crucial para asegurar inversiones y oportunidades de crecimiento, como ejemplificó recientemente BlackRock. Cientos de estudios han demostrado que las iniciativas sostenibles obtienen un mejor rendimiento en un mercado alcista y también aportan más resistencia en un mercado bajista. Informar sobre ESG es crucial para asegurar el éxito a largo plazo, y no debería ponerse en juego.
Plan B: Utilizar calificaciones de sostenibilidad
“Volar a ciegas” a causa de la cancelación de las auditorías in situ no es su única opción en medio de la epidemia del COVID-19. Para mantener la visibilidad y el control, dispone de calificaciones de sostenibilidad que permiten realizar evaluaciones a distancia de cuestiones de responsabilidad social corporativa (RSC) dentro de la cadena de suministro, especialmente en las regiones en cuarentena. Las calificaciones de sostenibilidad que cubren la amplitud y la profundidad de las cuestiones en una cadena de suministro típica, tanto en lo referente a las categorías de compra y a los países, como a la gama completa de criterios de sostenibilidad, pueden proporcionar un nivel de visibilidad que ayudará a las marcas a prevalecer hasta que se controle el brote.
Las calificaciones son remotas, no se ven afectadas por las restricciones, y son una buena alternativa de la que disponer en un mundo globalizado y en constante cambio, amenazado por desastres naturales, enfermedades y agitación política. En este caso, los resultados pueden utilizarse para perfeccionar la estrategia de auditoría en cuanto las condiciones sean normales y se levanten las prohibiciones de viaje, enfoque que será útil si el previsto aumento en auditorías ocasiona retrasos en procesar trabajos pendientes.
En tiempos como estos, es importante poner a la gente en primer lugar sin poner en peligro el negocio y la cadena de suministro. Los riesgos relacionados con el medio ambiente, los derechos humanos, la ética y otros son extremadamente perjudiciales para la reputación de la marca y la longevidad de los negocios, por lo que la vigilancia y la evaluación constantes son fundamentales. En una crisis que obliga a las empresas a cancelar las auditorías in situ, no renuncie al control todavía. Recuerde que las calificaciones de sostenibilidad pueden ayudar a su marca a atenuar el riesgo en cualquier tipo de situación comprometida.